En la felicitación del día de los padres escribía sobre cómo el trato que he recibido de mi papá, y la forma en la que lo veo tratar a mi mamá, hace complicado que me conforme con menos.
Ese cuidado, respeto, dedicación... ese amor. No creo que pueda negociar esas cosas, aún cuando haya algún sentimiento por alguien.
Ahora más que nunca, específicamente hoy, agradezco que me trate como una reina para que por mí, y por él, jamás acepte menos de eso de ninguna persona, ni hablar de una pareja. pero saben qué? A veces a uno se le olvida y hace falta la buena educación de un caballero que te lo recuerde.
Estos últimos meses los he pasado un poco en un debate mental entre mis principios y mis emociones. Porque hay sentimientos que no podemos borrar pero no siempre las personas por quienes los sentimos están a la altura de lo que merecemos. Había reaparecido en vi vida alguien que no me había tratado como debía, con buenas intenciones pero más frustraciones que antes y, aunque no le dije que si, tampoco le marqué del todo sus límites. Lo dejé, a ver si notaba algún cambio en su comportamiento con relación a nuestra historia pasada pero cada día me confirmaba con su forma de ser que todo seguía igual, con el ingrediente adicional que significa un hijo (mi abuela siempre me ha dicho que evitara involucrarme con hombres con hijos).
En un momento llegué a pensar: de verdad tendré que conformarme? Después que me han cuidado tanto, después de haber trabajado tanto, después de conocer mi valor y estimar mi potencial? Co#%o! Pero Dios tiene sus formas particulares de arrojar luz :)
En uno de mis viajes del trabajo (que por lo regular suelen ser un poco solitarios) una amiga me dijo que me pondría en contacto con un amigo de ella que estaba en la ciudad en la que me quedaría por una semana y le dije que sí sin pensarlo mucho. Le escribí al amigo el día antes de llegar y quedamos para almorzar el mismo día que llegué.
Todas las calorías del almuerzo se quemaron caminando jajaja, tuvimos una conversación muy interesante y hasta fuimos a tomar el te a un lugar muy bonito (por un momento me sentí en un capítulo de Downtown Abbie 😂), nos cayó un súper aguacero y, aunque tuve que esperarlo sentada en un centro comercial mientras fue a cortarse el pelo, el almuerzo no estuvo nada mal. Como estaba algo nerviosa por andar así con alguien a quien no conocía y por lo particular que fue él, no me di cuenta de sus impecables maneras (abrir las puertas de los lugares para que entrara, velar porque yo siempre estuviera un paso delante de él, asegurarse de que en los sitios en que estuviéramos siempre nos sentaran en lugares donde yo me fuera a sentir cómoda, pedirle al taxi que esperara hasta que yo entrara al hotel antes de marcharse...) Pero me volvió a invitar a cenar. Esa vez fui un poco más relajada y sí pude notar las maneras, el respeto, al atención... OMG! Quizás es su forma normal de tratar a la gente, pero bregando con tantos personajes burdos a uno hasta se le olvida cómo debe ser tratada una reina (NOTA, reinas somos toda. Si, tú también que me lees).
La pasé súper bien, fue otra conversación agradable y qué bien me sentí! De repente recordé todos los mensajes sin respuesta, todas las veces que quien "quiere envejecer conmigo" ni toma en cuenta si yo llegué bien a mi destino después de un vuelo o si mi salud a mejorado después de decirle que me había sentido mal. Este señor a mi no me conocía, teniendo mucho trabajo hizo espacio en su agenda, se preocupó por preguntarme qué quería hacer y llevarme a espacios donde me sintiera bien. Espero que si algún día va a RD, yo pueda corresponder a la altura de sus atenciones.
Hoy amanecí feeling like a queen, le escribí tempranito al personaje del pasado que ha estado merodeando para aclarar las cosas y resaltar los límites entre las emociones, la lógica y la razón desde mi valor como persona, como profesional, como mujer que ha tratado de hacer las cosas bien en la vida y no va a cargar con frustraciones de otro. Amanecí queriendo hablar con mis primas adolescentes de cuanto las queremos, cuanto las hemos cuidado y de lo importante que es para nosotros que ellas también se amen, se respeten y demanden respeto de quienes decidan compartir sus vidas con ellas. Hoy más que nunca estoy segura de que no hay que bajar los estándares (rise and meet me, babe!) de que no quiero ser la última opción de nadie y de que no me quiero conformar con lo que queda.
My dear darlin,
Seguiré por la vida disfrutando mi soledad, apostando por mí y con la esperanza de que el día que decida compartir mi vida con alguien, seamos dignos el uno del otro. La recompensa al trabajo que cada uno ha hecho en su vida, y por su vida, para emprender un nuevo camino de descubrimiento, crecimiento y evolución compartida.
Caballeros, a veces se nos olvida que lo que llevamos es una corona y no un eterno delantal. Gracias por hacernos el recordatorio con sus maneras y su educación. Siempre será mejor tener al lado una reina que además de preocuparse sinceramente por ustedes, les inspire respeto y admiración. Si la tiene, asegúrese de que ella lo sepa y así se sienta.
Hasta la próxima!
Comentarios
Publicar un comentario