Fórmula para alcanzar el éxito en la vida
Metas + estrategia + trabajo = Victoria
Así nos enseñan desde pequeñitos. Primero
en la casa, lo refuerzan en la escuela y los catedráticos se encargan de
pegarlo como un sello indeleble en el cerebro cuando estamos en la universidad.
“Una vida sin propósito definido es una vida sin sentido”
Repiten una y otra vez los psicólogos en sus charlas de desarrollo
personal y algunos ministros en sus sermones. En más de una ocasión hemos
escuchado a “personas de éxito” dar
testimonio sobre la importancia de plantearse metas, diseñar una línea de
tiempo para la consecución de cada objetivo
y trabajar sin cesar para alzarse con la victoria. De esta forma hacemos un esquema de lo que
según nuestras capacidades queremos
alcanzar. Muchos se cansan y se distraen
en el camino, no llegan a veces ni al primer escalón; otros trabajan enfocados,
con dedicación, desarrollan sus capacidades, pero aunque cumplen en el tiempo indicado los
primeros objetivos y exhiben las
cualidades necesarias para alzarse con la vitoria… esta parece estar cada día más
lejos.
Nadie nos explica que a veces la victoria
no está en el lugar que deseamos y debemos ser lo suficientemente flexibles
para reconocer y seguir las señales que nos conducen hacia otra parte (donde
está nuestro verdadero propósito). Lo difícil
es que esa otra parte puede ser un lugar que nunca estuvo entre nuestras consideraciones,
un destino que más que victoria, parece un castigo.
Por ejemplo:
El objetivo de toda mujer embarazada es tener hijos sanos. Cuando mi amiga Roxana (que
siempre fue un poco alocada) se enteró de estaba embarazada por segunda vez siguió todas las indicaciones de los médicos
para llevar un embarazo saludable y tener un bebé sano, a pesar de todas las
precauciones su bebé nació con síndrome de Patau. La
esperanza de vida era de tres meses, como mucho un año, los días siguientes a su nacimiento harían que el hospital se
convirtiera en su segundo hogar y cambiaría por completo su vida. Para
cualquier padre este tipo de diagnóstico es una tragedia, pero esta “tragedia”
se ha convertido en un gran milagro que ha hecho de mi amiga la una mujer que
jamás imaginé podría llegar a ser.
La pequeña cuya esperanza de vida era de
un año (en el pronóstico más optimista) acaba de celebrar su cumpleaños número
cuatro y ya se prepara para dar sus primeros pasos, ha sido un tiempo en que se ha experimentado
dolor, impotencia, amor y mucha fe. Roxana se ha convertido en un ejemplo de
madre. Trabaja, no cuenta con el apoyo de su pareja (aunque su familia ha
estado incondicionalmente a su lado), es miembro activo de la fundación que
presta ayuda a su pequeña y la fan principal del equipo de futbol en el que
juega su hija mayor (en ningún momento la ha descuidado). Ella ve el milagro en
sus hijas, yo veo el milagro en ella y creo que a pesar de que le queda un
largo y duro camino por andar ya se ha alzado con la victoria.
Otro ejemplo en el que la fórmula de la victoria no
siempre se cumple es en el ámbito laboral. Nos preparamos toda nuestra vida
académica para obtener ese “gran empleo”
que a pesar de toda nuestra preparación y de los cumplidos de “tienes
mucho talento” que nos hacen nuestros
conocidos, se nos va de las manos. No hay nada más frustrante que ese momento en el que estás a un paso de conseguirlo, te va bien en entrevistas y
exámenes, pero por alguna razón que no logras entender no te contratan. Por experiencia propia puedo decir que
reponerse de un bajón de esos requiere un ejercicio de reflexión y
reforzamiento de la autoestima que toma varios días (a veces semanas), pero
luego entiendes que aunque era lo que con todas tus fuerzas deseabas, aquello
no era lo que necesitabas (por lo menos no en ese momento).
Mientras estamos vivos lo único seguro es que no hay nada
seguro. El futuro es y será siempre una incógnita
que vamos a descifrar con el paso del tiempo, y aunque es bueno tener un plan
para nuestras vidas hay que dejar algo de flexibilidad para las contingencias
por si se da un cambio de rumbo, para
conseguir la victoria aunque esté en otra parte.
Mi profesor de Teoría Administrativa
decía:
“La administración es contingencial o situacional, por lo que no hay una fórmula específica que dicte la forma de conseguir el éxito en cualquier empresa”
Así mismo es la vida, no hay una manera
definitiva de vivir que nos garantice el éxito, por lo que tendremos que ser
pacientes para descubrir la que ajusta a nosotros. No siempre podremos obtener lo que deseamos,
pero siempre llegará lo que necesitamos. Si mantenemos la mente abierta y la
flexibilidad necesaria para adaptarnos a la situación que se presente, vamos a
descubrir la forma de alzarnos con la victoria.
Gracias.
ResponderEliminarQue hermoso escrito.
Me encanta esta parte: "Mientras estamos vivos lo único seguro es que no hay nada seguro. El futuro es y será siempre una incógnita que vamos a descifrar con el paso del tiempo, y aunque es bueno tener un plan para nuestras vidas hay que dejar algo de flexibilidad para las contingencias por si se da un cambio de rumbo, para conseguir la victoria aunque esté en otra parte. "
Es cierto, a veces la preparación, el estudio, todo eso para ser "alguien", lo único que hace es hacernos infelices, pienso que debemos aprender y estudiar por el simple placer de hacerlo, el dinero, la posición y el reconocimiento son cosas secundarias.
Un gran saludo.
Comparto tu parecer, Muchas gracias por el comentario!
EliminarSaludos desde San Cristóbal, R.D.