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Mostrando entradas de diciembre, 2015

Otro año que se va

La nostalgia del adiós tiene algo en común con el enamoramiento, no se puede evitar y tampoco disimular.  Con los últimos días del año llega también este sentimiento que nos invita a pasar balance a la vida y asumir la cruda verdad del resultado. Sin maquillaje, sin fantasía, las cosas simplemente como son. Si van a juzgar por mis fotos de Facebook, este podría ser el mejor año de toda mi vida porque ha sido el año que más he ido a la playa (donde me atreví a ponerme un traje de baño de dos piezas sin que me importara), donde dejé ir varios complejos y tuve experiencias nuevas que han cambiado para bien mi estilo de vida, mi perspectiva del mundo y la forma en la que veo el futuro (también he conocido gente maravillosa).  Pero he de confesar que todo eso empezó como refugio a  una tristeza que también ahora conocí y a un profundo sentimiento de soledad que nada tenía que ver con que estuviera en otro país, porque aún estando en "mi tierra" me acompaña. Este año he compre

Como arena en el mar

Estos son los días de destacar, la "coachingdemia" está en sus buenas y el personal branding nos golpea hasta en la vida secular. Pasamos de una época de estandarización donde nos educaban para ser obreros- soldado y obtener un trabajo para toda la vida, a la época en que lo importante es pasar resaltador a nuestras cualidades únicas y saltar de una opción a otra hasta encontrar la que mejor encaje con nosotros. La cuestión a reflexionar sería, hasta qué punto está esto bien? Este sería como uno de los escenarios que presenta en sus clases  Dr. Roberta Ness  y nos dice #Stopandthink.  En mi corta trayectoria profesional he probado la horrible estabilidad de sentirse en un trabajo donde podrías estar toda la vida y tus funciones tienen el mismo nivel de importancia de un tornillo perfectamente reemplazable en una máquina de producción. He saboreado también la incertidumbre de estar a merced de lo que pueda suceder en un mundo en el que más que nada apuestas a tu potenc

Quizás...

Quizás es tiempo de divagar un poco, de sacudir el lío de ideas a medias que hay en mi cabeza y tratar de dar forma al desorden. Aunque a veces creo que mi desorden mental es ya un estilo de vida. Se supone que maduremos, que atemos cabos hasta que el argumento tenga sentido, que demos el toque a la historia que la hace digna de ser contada y perpetuada, pero es que para hacer eso tendría que acabarse, tendríamos que morir y mientras estamos vivos somos expertos en echarlo todo a perder, o eso es lo que uno cree cuando justo antes de poner la última ficha se desmorona el castillo que hemos construido. Quizás la vida, más que el castillo, es el desastre. Quizás no se trata del choque de copas para brindar por lo que es, sino las lágrimas, las frustraciones y los malentendidos que tuvieron lugar mientras desarrollábamos el proyecto. Ese bendito proyecto que empieza cada vez que creemos haber terminado y que después del brindis nos deja siempre en posición inicial, con todos los