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Mostrando entradas de enero, 2012

Donde se guarda el cariño?

El Domingo 8 de Enero leí un tweet de Carlos Bogaert que decía:  @Cabogaert Yo no se donde se guarda, pero el cariño no se va...   Me quedé un par de minutos pensando en eso y dije: es verdad! A lo largo de nuestras vidas conocemos personas que sin necesidad de hacer una cosa extraordinaria se convierten en protagonistas de los mejores capítulos de nuestra historia. Algunos forman parte del día a día, a otros los caminos de la vida se los han llevado lejos, pero a pesar de la distancia y del paso de los años (que a veces son muchos) el sentimiento sigue igual, el cariño no se va. A diferencia del amor romántico donde uno quiere entrar el sentimiento en un frasco de perfección en el que controlamos todo (no es lo correcto, pero lamentablemente es lo que pasa en la mayoría de las relaciones), este es un sentimiento libre. Nos volvemos un instrumento del amor y no su dueño, es entonces cuando en presencia de ese ser nuestros ojos se iluminan, la alegría toca a la puerta del corazón y

Lo inexplicable toca a la puerta

Hace casi dos semanas, un temblor de tierra interrumpió abruptamente nuestro sueño. Camas, cristales, todo se movía de una forma que nunca había visto y todos salimos corriendo, como el epicentro no fue demasiado lejos de mi casa y por la calidad del terreno del lugar, aquí se sintió bien fuerte. De repente todo lo que se habló ese día fue del terremoto y los mas escandalizados recordaron con cierto grado de efusividad la teoría del fin del mundo para este año de nuestros amigos los Maya.  En el momento me asusté, en primer lugar porque estaba entre dormida y despierta, en segundo lugar porque no sabía que hacer ni donde esconderme (cuando todo se mueve no hay nada seguro), en tercer lugar porque de inmediato uno piensa en Haití que dos años después de la tragedia sigue viviendo una pesadilla. Pasado el susto todo volvió a la normalidad aunque haya quien quiera buscar una "5ta pata al gato" ya sea por sed de protagonismo o simplemente por alimentar el morbo en el público.