Mujer, negra y pobre, era una combinación fatal para la época en que nació Rosa. Se crió en una zona rural y al cumplir veinticinco años, después de dos relaciones sentimentales fallidas y cuatro hijos bajo su responsabilidad, su única opción fue abandonar el campo para emplearse como doméstica en la ciudad. Regaños, acoso, trabajos excesivos y la nostalgia de haber tenido que dejar atrás sus hijos para "buscarse la vida" fue el sello que marcó su juventud. Aprendió a cocinar de todo, leía la prensa y honraba los valores tradicionales de su época, eso la hizo ganar el cariño, respeto y confianza de sus patrones , pero no fue suficiente. A medida que sus fuerzas la fueron abandonando, las ofertas de trabajo también lo hicieron y no quedó más remedio que regresar a casa, al campo del que una vez se despidió, tan pobre como en el momento en que se alejó de él. El sermón constante en nuestros primeros años de escuela es "hay que estudiar y trabajar para que te vaya bi
Reflexiones, historias, sucesos... la vida desde mi realidad