A nadie le gusta que le repitan una y otra vez lo mismo. Recuerdo que me
molestaba con mi mamá cuando ante una situación “X” ella insistía en darme la
misma prédica de siempre, la expresión de “pocos amigos” se dibujaba en mi
rostro casi de forma automática, pero no me quedaba otra opción que escuchar. Así mismo siento las conversaciones sobre violencia de género, por eso debo
admitir que no me gusta escribir sobre ello, pero aunque resulte aburrido
abordar el mismo tópico en repetidas ocasiones (la tercera vez en mi caso) la
realidad de este país me ha hecho presa del tema. Aquí estoy, otra vez,
lloviendo sobre mojado.
Me da miedo preguntarme hasta donde va a llegar esto, porque cada día los
casos de mujeres asesinadas por sus parejas se superan entre ellos en horror.
Cuando mi mente reclama indignada ¿Hasta cuándo? Basta leer algún periódico para
que una tragedia me responda… hasta aquí, un aquí que se hace perpetuo cada mes, cada semana, cada día, a cada
momento. Ya esto va en escalas de terror.
“Que la sociedad no cese de contar víctimas de la violencia, y los matutinos no sean más que unos contables de la muerte, es grave” Pablo Mckinney.
Antes, a la hora de citar las cualidades que convertían un hombre en un “buen
partido” para casarse, las jóvenes mencionaban: educado, responsable, serio
etc. Ahora hay que agregar a la lista un
estudio de su comportamiento para ver si no tiene características compatibles
con un maltratador, asesino o suicida. Así
de horrorosa están las cosas.
¿En qué parte del la evolución social se perdieron los hombres?
Aquí me van a perdonar mis amigos que nada tienen que ver con el “hombre”
que voy a describir, pero lamentablemente, de a cuerdo a los hechos, este es el
perfil masculino imperante en la sociedad dominicana.
Hubo un tiempo en que las mujeres eran concebidas como un simple
instrumento de reproducción y nanas
oficiales sin disfrute de sueldo. Su felicidad se circunscribía en parir y criar,
aquellas que por condiciones naturales no podían dar a luz, eran menos que
nada. El hombre, superior de nacimiento, gozaba de la impunidad que le daba el
derecho a no ser cuestionado y se enseñoreaba de la mujer como si esta fuera un
objeto.
“El tiempo no pasa de en balde” dicen los viejos
La humanidad ha evolucionado y el mundo se ha revolucionado (Gracias a
Dios!!!). Aunque todavía existen sociedades donde las mujeres juegan un papel secundario, hoy en día el
género no es más que eso “Femenino/masculino”, pero hombres y mujeres gozamos
de igualdad de derechos (aunque en muchas cosas esto solo se cumple en teoría) y
estamos comprometidos a cumplir los mismos deberes ciudadanos. Sufragar,
conducir, trabajar, decidir, exigir, mostrar descontento… son cosas a las que las mujeres con el simple
hecho de ser humanas tenemos derecho. Se supone que disfrutamos de
libertad para ser y hacer, pero parece
que una gran cantidad de hombres no alcanzaron este nivel de
evolución, o hicieron caso omiso al
mensaje de igualdad que se ha gritado con hechos por todos los medios. Esto ha degenerado en el festival de tragedias
del que tristemente nos toca ser testigo cada día.
Una querida amiga estaba metida en una de esas
relaciones tormentosas (esos benditos
romances que nos nublan el cerebro y no nos dejan ver que estamos perdiendo el
tiempo con un idiota) en que uno cae de vez en cuando, en uno de los
tantos malentendidos que tuvieron él le reclamaba que fuera más sumisa. Cuando
ella me contó eso, yo me quedé como… what?! El tipo en pleno siglo XXI pretende que una mujer
profesional, criada en la ciudad y con la mente abierta, actúe como una
chiguaguita entrenada acabada de sacar de la tienda de mascotas.
¡Por Dios! Si hasta los animales tienen personalidad propia. x_x
Queridos caballeros:
El amor nunca se ha tratado de apropiarse de la vida del otro, de
prohibirles pensar, de prohibirles ser.
Aunque las mujeres de antaño fueron educadas para aguantar y callar, las
de este siglo sabemos hacer maletas y largarnos cuando el maltrato y el
irrespeto sobrepasan los límites, cuando una vida juntos simplemente no se
puede sobrellevar. ¿A caso no creen que sea
patético que alguien esté con usted por obligación, interés o por pena?
Dejar ir no es perder, es una oportunidad que le damos al otro de ser, también
es la oportunidad que nos damos para ser y merecer mejor compañía. A veces
simplemente el amor no está donde uno cree, no hay necesidad de matar gente por eso.
Mujeres:
Cuídense! Nos están matando como si fuéramos mosquitos, a veces por aguantar, por no
hablar o huir a tiempo. La vida es frágil e irrecuperable, Cuídate por tí, por
tus hijos (en lo que va de año, en República Dominicana hay más de cien niños
huérfanos por casos de violencia de género), por tu familia.
“Mujer, semilla, fruto, flor, camino. Pensar es altamente femenino. ¡Di lo que vales! La vida empieza donde todos son iguales” Martí
Espero que pronto deje de llover, porque las gotas de esta lluvia son la
sangre de las que han muerto a manos de quienes una vez prometieron amarlas y
cuidarlas por siempre.
Hasta la próxima!
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