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El propósito de los olvidados por la vida

Mujer, negra y pobre, era una  combinación fatal para la época en que nació Rosa. Se crió en una zona rural y al cumplir veinticinco años, después de dos relaciones sentimentales fallidas y cuatro hijos bajo su responsabilidad, su única opción fue abandonar el campo para emplearse como doméstica en la ciudad. Regaños, acoso, trabajos excesivos y la nostalgia de haber tenido que dejar atrás sus hijos para "buscarse la vida" fue el sello que marcó su juventud. Aprendió a cocinar de todo, leía la prensa y honraba los valores tradicionales de su época, eso la hizo ganar el cariño, respeto y confianza de sus patrones , pero no fue suficiente. A medida que sus fuerzas la fueron abandonando, las ofertas de trabajo también lo hicieron y no quedó más remedio que regresar a casa, al campo del que una vez se despidió, tan pobre como en el momento en que se alejó de él. 

El sermón constante en nuestros primeros años de escuela es "hay que estudiar y trabajar para que te vaya bien en la vida", pero ante casos como este, de personas que su vida entera no han conocido otra cosa que no sea trabajo, y trabajo duro, uno piensa ¿Será que la vida la olvidó? Su madre también fue trabajadora, recorría grandes distancias en un burro para ir a vender los frutos que cosechaba en sus tierras, crió sus hijos, sus nietos, cuidó hasta a sus bisnietos, pero vio el fin de su vida en una casa que parecía cansada de estar en pie, cerró sus ojos en una cama tan olvidada como ella. Entonces ¿Dónde queda el sermón del trabajo? 

Rosa cuidó su madre hasta el último suspiro, tenía un pequeño ganado, vendía en el mercado las cerezas que recogía de su patio y con esto más la ayuda económica de algunos de sus hijos, llevaba los afanes del día a día, a pesar de todas sus carencias era feliz, pero el tiempo pasa factura. Una trombosis  la mantuvo en cuidados intensivos por dos semanas y la ha postrado para siempre en una cama. Sí, la vida entera trabajando y ahora parecía condenada a tener el mismo fin que su madre, morir en su casita de campo sin conocer otra realidad que no fuera la pobreza. Reflexionar sobre historias como la de Rosa hacen brotar de nuestros ojos lágrimas de impotencia, impotencia de no poder darle a su historia otro fin porque uno ya tiene sus propias luchas por ensanchar horizontes tan limitados como los de ella, hay un llanto que se queda en suspiro y una mirada que solo expresa pesar. Pero ella no está triste, desde su cama sonríe y con su actitud parece cumplir su propósito en la vida.  ¿Cuál? Dar significado a la nuestra. 

Cuando tenemos oportunidad de estudiar, recibimos el reconocimiento de nuestros compañeros en el trabajo y nos entendemos buenos en lo que hacemos, creemos que al próximo paso el éxito nos recibirá con brazos abiertos. Por alguna loca razón pensamos que un día algún conocido de la materia vendrá a descubrir nuestro "gran talento" y ese será el salto a la plenitud de la vida profesional, o personal. Cuando ante el primer intento (la primera entrevista, el primer inversor al que planteamos nuestro negocio, la primera puerta que tocamos) el milagro no sucede, nos depositamos cual bebé indefenso, en los brazos de la depresión, pensamos que el éxito nos ha olvidado. 

A Rosa la olvidó la vida y aún así es feliz, entras a su casita y no recibes una sola queja, no hay una sola lágrima, sus ojos brillan y su semblante releja tranquilidad. Mientras tuvo fuerzas trabajó, mientras pudo luchar lo hizo con todo su ser. Pero ahora que nada  puede hace, ha decidido vivir con la alegría de quien hizo todo lo que estuvo en sus manos. Su realidad no cambió mucho, pero no porque ella no haya hecho el esfuerzo por cambiarla. 

Quizás no te volvieron a llamar de la entrevista donde aparéntemente te fue muy bien, un inversor menospreció tu genial idea de negocios o no te aceptaron en la escuela que siempre soñaste estudiar, pero todavía puedes luchar. A Rosa la olvidó la vida, pero ella no se ha entregado, y al decidir vivir con alegría su nueva dura realidad, su propósito es animarte a seguirlo intentando. El éxito no te ha dado la espalda, simplemente no ha llegado,  la vida no es un reality show donde te vas a sentar a esperar a que un caza talentos te descubra. Lucha por los que al igual que Rosa ya no pueden luchar, hazlo por ti , porque tu idea lo vale y porque en ti se cumple el propósito de aquellos a quienes la vida olvidó.  

www.locurasdelpensamiento.blogspot.com

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