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Nunca digas nunca

Uno de los tantos sermones que nos toca escuchar mientras crecemos, es aquel en el que sabiamente nos recomiendan “Nunca digas de esta agua no he de beber,”  porque la vida da tantas vueltas que uno no sabe lo que le tocará hacer para sobrevivir. No sé  si son los tiempos, o será la edad, pero ahora más que en cualquier otra época de mi vida, estoy totalmente de acuerdo con la frase.

En las últimas semanas ha causado revuelo el hecho de que Jeff Bezos comprara el diario The Washington Post , especialmente después de que hace un año dijera en una entrevista que no cree en el futuro de los medios de papel "Los periódicos de papel morirán en 20 años." Es perfectamente comprensible el pánico y el aire de luto que ha envuelto todo y a todos los relacionados con The Washington post, tanto que hasta los lectores estamos preocupados (algo me dice que pronto me limitarán la cantidad de artículos gratis en la versión digital del diario, algo así como The New York Times :s ).




El caso es que si Bezos no se hubiera expresado así en en aquella entrevista, aunque definitivamente sería algo extravagante que el dueño de Amazon  compre un diario de la categoría y con la trayectoria de The Washington Post, quizás hubiera sido un poco menos escandaloso. Es bueno sentirse seguros de la vida, de nuestro estatus y hasta tener ciertas proyecciones hacia el futuro; pero a veces esa seguridad  nos hace errar, se nos olvida que no debemos jactarnos del futuro porque nunca se sabe qué traerá. 



Una de las palabras clave para enfrentar la vida es Flexibilidad. Pero no solo la flexibilidad que queremos en los trabajos, en las personas con las que interaccionas, en las instituciones o en el sistema. Necesitamos flexibilidad en nosotros, para con nosotros. Si, muchas veces somos demasiado rígidos con nosotros mismos y es una de las grandes murallas que no deja que la vida fluya, que las cosas pasen, que la realidad cambie. Es como cuando nos toca conducir en la autopista e insistimos en mantenernos en un carril, pronto nos damos cuenta que, para poder avanzar o mantener la velocidad, hay que cambiar el carril de vez en cuando. No hablo de ambivalencia, sino de tener la capacidad de ceder, modificar, adaptarnos a algo nuevo porque así es necesario si de verdad queremos avanzar. 


Nunca digas nunca porque, aunque cada uno es dueño se sí mismo, las reglas las dicta la vida. A veces requerirá de nosotros lo que nunca nos planeamos hacer y solo si estamos en capacidad de llevarlo a cabo podrá evolucionar nuestra existencia. Hay que hacer lo que hay que hacer, tragarnos nuestras determinaciones cuando fuere necesario, tomar conciencia de que para crecer hay que perder el control, arriesgarse, poner la cara al miedo y luego reírse de el, reírnos incluso de nosotros y seguir hacia adelante. Es una de las forma en que la vida nos prueba y nos sorprende, la mejor manera de descubrir cada día una versión mejorada de nosotros ;) 

!Hasta la Próxima! 


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