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Cuando de verdad se ama

En esta época de amores instantáneos, demasiado a menudo, nos toca ser testigo de las víctimas, victimarios y superhéroes del "amor". Personas que un día empalagan, al mes siguiente no pueden con la decepción y al tercer mes nos gritan a todos en la cara que han olvidado. O mejor aún,  se han vuelto a enamorar de un nuevo personaje.  Uno ve esas cosas y piensa: Caramba, yo también debería tener un interruptor de esos! Pero la experiencia, sobre todo las lecciones, me ha demostrado que cuando de verdad se ama estas cosas no pasan.

"Nada es instantáneo, nada es premeditado, nada termina y nunca se olvida".

Y vuelvo a mencionar las conversaciones con el Mr. Miyagi de mi vida , ese día hablábamos del amor y sus complicaciones. Yo, con el expertise de quien sabe mucha teoría basada en una práctica cuestionable,  hablaba  a mis anchas de  lo que entendía que debería ser una relación donde el sentimiento fuera auténtico. Como en la mayoría de nuestras conversaciones, no podía estar yo más alejada de la realidad, de una realidad que luego me pegaría en a cara.

Cuando de verdad amas a alguien, nunca dejas de amar. Incluso si el amor no es correspondido. Nadie está obligado a corresponder al amor de otro, pero darle la espalda a nuestro propio sentimiento es una condena eterna autoimpuesta.

No se trata de víctimas y victimarios, se rata de dejar la vida pasar, los sentimientos fluir y de no aferrarse. Sí, ya sé que es más fácil escribirlo que vivirlo pero es la salida menos miserable de una bendición que a veces parece una trampa. Algo que, muchas veces, se relaciona más con compasión que con pasión y que requiere un alma cálida y paciente para que las cosas sucedan.

Un buen ejemplo de esto sería The Danish Girl. El amor de Gerda por Einar, que no terminó aunque Lili Elbe apareció para quedarse.  Cuando aparece Hans, el apuesto amigo de  infancia de Einar que desde que conoció a Gerda mostró una clara atracción  hacia ella,  pensé que  si hubiera sido mi caso dejo a Lili que haga lo que quiera y me voy con el galán (debe haber sido uno de los momentos más superficiales de mi vida). En más de una ocasión la regañé por no aceptar la oferta de Hans, por insistir en amar a Einar , en cuidar a Lili, en ser fiel a un sentimiento que parecía no tener futuro. Olvidé que el amor, cuando de verdad existe, es el futuro en sí mismo y florece aún en el Drama.



Cuando de verdad se ama las historias terminan en un milagro del que unos son protagonistas y otros somos testigos. El milagro de una conquista que, a veces, se gana cuando dejamos de luchar y nos enfocamos en descubrir de qué se trata. Lo que queremos, lo que somos, lo que tenemos, para luego dar la bienvenida  a aquello que siempre estuvo destinado a ser nuestro. Porque al final Gerda se quedó con Hans, o él con ella ;)

Hasta la próxima!     

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