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My mess, my message


La cuarentena me ha servido para ponerme al día con muchas cosas, incluyendo regalos que me había hecho y no había tenido tiempo de disfrutar/aprovechar. Uno de ellos  fue la membresía a la plataforma  Master Class como forma de mantenerme aprendiendo y hacerlo con los mejores. Pero a duras penas había podido terminar una clase y no la había aprovechado del todo. Ahora estoy en mi clase número 14, y justamente mi clase número 14 me ha motivado a escribir este post. Effective and Authentic Communication, con Robin Roberts. 



En el momento en que a Robin la diagnosticaron con cáncer ella no estaba segura de qué hacer y su madre le dijo: make your mess your message esa frase guió su reflexión y la ayudó a organizar sus pensamientos para luego compartir con el mundo el proceso por el que estaba pasando. "My mess" no está relacionado con temas de salud, pero si con algo que pocas personas cuentan, los desaciertos en las entrevistas de trabajo. 

Recuerdo que unos días antes de mi cumpleaños me preguntaron qué me gustaría recibir de regalo. Lo miré y del fondo del corazón me salió decirle "un trabajo nuevo":
- El: Fiores, te estoy hablando de algo que se pueda regalar.
- Yo: de verdad, es lo único que quiero.
El día de mi cumpleaños me encontraba caminando en la ciudad de New York, confiando en google maps para llegar a  Central Park y luego ir a al MET, hice una parada para desayunar y sonó mi celular:

Recruiter: Me habla Fiores Florentino?
Yo: Si, en qué le ayudo?
Recruiter: Hola, es xxx de la empresa xxx. Vimos tu aplicación en LinkedInd a la posición que tenemos abierta y me gustaría conversar un poco contigo.
Yo: Oh si, claro! (en mi mente pensaba WOW!! Mi regalo de cumpleaños! Esto me lo regaló el destino). 

Después de una breve conversación me dijo que, como parte del proceso, tendría que preparar una presentación para ellos, le expliqué que me encontraba fuera del país y que no regresaba hasta dentro de una semana, no tuvo inconvenientes. Acordamos que ella me enviaría un e-mail con una serie de temas, yo elegiría uno de esos temas y prepararía una presentación en inglés de 15 minutos, dependiendo de lo que vieran, entonces me programaría una cita para presentarla a la responsable de hacer la contratación para esa posición (que no hablaba ni media palabra en español).   

Qué maravilla! Terminé la llamada y continué mi recorrido sin pensar mucho en que el frío me estaba congelando todo. Hice mis caminatas, tomé fotos, respondía llamadas y mensajes de felicitación, sobre todo pensaba ilusionada en esa posibilidad que había aparecido y que tanto había querido. 

Al día siguiente me senté con calma a leer el e-mail, seleccioné mi tema y empecé a buscar información en el celular mientras anotaba lo escencial el un cuaderno que me había comprado de regalo para revivir mi blog y mi archivo de manuscritos. hice un draft del contenido y al otro día de regresar al país (un viernes) preparé y envié la presentación. Dos horas más tarde me programaron la fecha de presentación (para el miércoles de la semana siguiente). 

Al principio lo tomé con mucha naturalidad, pero mientras se acercaba la fecha me daba cuenta de mis "oportunidades" de pronunciación en inglés, de que no estaba segura si sería capaz de aprenderme todo, porque lo quería decir tal cual, o si tendría capacidad de improvisar con éxito en inglés. Pasé por varios estádos de ánimo en ese proceso pero me preparé y me presenté el día marcado a la hora indicada. 

Asumí (Epic Fail, uno no debe asumir nada. Los procesos de reclutamiento son tambien para preguntar pero a veces uno está tan enfocado en conseguir los trabajos que se olvida de que parte de hacerlo bien es hacer todas las preguntas necesarias.) que la presentación sería con la chica de reclutamiento y la señora extranjera que había copiado en los e-mails y me preparé para eso. La realidad fue que la chica de recluamiento solo me fue a buscar a recepción, me guió hasta el salón donde haría la presentación y jamás la volví a ver. En el salón me esperaba la señora extranjera que estaba copiada en los e-mails, dos gerentes y dos empleadas. 

Les reenvié la presentación para que la proyección incluyera unos ajustes que había hecho a la primera versión y empecé. Les dije al inicio que, más que una presentación, quería que fuera una conversación, por lo que les haría algunas preguntas y agradecería mucho su participación. Fue genial! Todos fueron muy participativos (sobre todo los gerentes), respondieron a mis preguntas y me hicieron algunos cuestionamientos que dejaban ver que de verdad había captado su atención. La señora fue la que participó menos pero me siguió durante toda la presentación, al final me hizo una pregunta que hubiera podido responder muy al estilo Fiores si hubiera tenido la posibilidad de hacerlo en español, pero mi respuesta en inglés no fue satisfactoria ni para mi. Me faltaron recuersos y ahí empezarón mir nervios (suerte que fue al final). 

Se supone que luego de la presentación empezaba la entrevista, pero había dedicado todo mi tiempo a preparar la presentación y no a prepararme para la entrevista. Conversamos unos minutos pero la conversación nunca tuvo la profundidad que ameritaba, estaba escasa de argumentos, aliviada porque la presentación había estado bien pero muy nerviosa porque ahora no sabía cómo defenderme apropiadamente. Uno de los gerentes me dijo que durante la presentación me veía muy en mi elemento, muy segura, y en realidad lo estaba. La señora me contó un poco de la posición, de lo que ellos estaban buscando y me dijo que si en algun momento me surgían preguntas, dejaba abierta la posibilidad de que les escribiera por correo. 

Al salir del salón uno de los gerentes me acompañó a la recepción para que pudiera salir, en el camino me contó que le gustó mucho el tema y la forma en que fue presentado, pero yo me iba reclamando por dentro las cosas que no salieron bien por la mezcla entre los nervios, mi inglés limitado y la sensación culpable de que debí dedicarle más tiempo. 

Pasaron un par de días y decidí tentar el destino haciendo algunas preguntas. Lo peor que me podía pasar es que no respondan y esa sería la confirmación de que definitivamente me había ido mal, pero al otro día respondieron.  Había hecho cinco preguntas, la chica de recursos humanos respondió tres y dos quedaron pendiente de confirmar con el responsable para poder brindarme una respuesta certera. 

Pero vino COVID-19 y todo se quedó ahi. Cualquier cosa pudo haber ocurrido pero en realidad no sabré a ciencia cierta cual fue la conclusión.  

It   was my mess and this is my message: de todo se aprende. Entre las cosas positivas de esta experiencia, puedo contar que me atreví a hacer algo de lo que no estaba completamente segura y lo hice bien (la presentación), pero siempre hay que prepararse extra. Pensar en todos los posibles escenarios, hacer uso del derecho que tienes ha hacer preguntas durante TODO el proceso de contratación, desde la primera llamada hasta después de la entrevista, investigar a las personas que estarán ahí para tener una mejor idea de cómo conectar con ellos (que no fue mi problema pero nunca está demás).

A veces me arrepiento un poco de no haber hecho lo suficiente, pero también es una oportunidad para ser un poco más flexible conmigo y darme un chance.

Despues de todo, mi regalo del destino no estuvo mal ;) 

Hasta la próxima!

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