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Living



Cuando estás de laid-off desde marzo (hace casi 5 meses) y esto coincide con una pandemia mundial, empieza un capítulo interesante en tu vida. 

Entre el pánico, la incertidumbre y el cansancio acumulado, las primeras semanas agradeces el hecho de  poder quedarte en casa sin responsabilidades laborales. Poco a poco te despides de compañeros y relacionados, saboreas la nostalgia de irte, le das aliento a los que te llaman con una tristeza como si te hubieran matado y estás bien. 

Las personas curiosas como yo, no podemos estar tranquilas. Siempre hay un montón de cosas en fila para cuando tuvieras tiempo y empiezas a organizar esas listas para ponerte en acción. Podcasts, libros, cursos, webinars sobre el nuevo curso de la vida post COVID... de todo. Al mismo tiempo  actualizas tu CV, escribes cartas de presentación, organizas la forma en la que vas a aplicar a los empleos y está full de esperanza porque ya sabes lo que es estar sin trabajo y siempre encuentras un nuevo empleo relativamente pronto (nunca había estado más de un mes sin trabajar desde mi primer empleo). 

Por el tema de la pandemia, la persona que nos ayudaba en la limpieza de la casa se ha ido y también me he hecho cargo de eso para "entretenerme mientras tengo empleo".  Pasa un mes, dos, tres... La situación ha creado una incertidumbre que se extiende a las organizaciones. En mi colección de e-mails de rechazos en puesto a los que he aplicado, hay un porcentaje importante de posiciones que  han desaparecido por la pandemia. Muchas reestructraciones se han hecho como respuesta desesperada ante algo que nadie sabe cómo va a evolucionar y de repente muchos procesos de contratación han desaparecido en pleno desarrollo. A estas alturas la nostangia ya se ha vuelto reflexión, uno empieza dando gracias a Dios por no tener hijos y ni grandes compromisos económicos y cuestionas todo: tus capacidades, tus oportunidades, tu personalidad; pero te vuelves a tranquilizar cuando también piensas en tu entrega, tu compromiso, la ilusión que te invadía cuando un proyecto salía... 

Poco a poco te das cuenta de que con quienes más te sentías comprometida, esas "amistades" del trabajo que representaban la sazón en tus días y al salir te reiteran varias veces que puedes contar con ellos como amigos, simplemente desaparecen de escena. Recuerdas de nuevo que siempre habrá quien solo esté cerca cuando se pueda beneficiar de ti en alguna forma y simplemente les dejas ir.  Sigues luchando contra la inercia, aprendiendo, aplicando, limpiando... Tus amigos de siempre se hacen presente, te sacan de la rutina, cargan contigo para que descanses tres días en un paraíso prohibido para la mayor parte de la población, como muestra de que en la vida siempre hay equilibrio. 



Cuatro meses, muchas aplicaciones a puestos de trabajo, unos anteojos, exámenes de evaluaciones largos y complicados, llamadas estúpidas y más correos de descalificación. No sé cuantas cartas de presentación he escrito, no sé cuantas actualizaciones le he hecho a mi resume, perdí la cuenta de cuantas veces he ensayado respuestas, pero con el tiempo se han ido también las ansias. Soy más cuidadosa para aplicar a un puesto vacante, más selectiva. Siempre pienso en las experiencias que no quisiera repetir en mi vida. 

Hace muuucho que había entrenado mi cuerpo para levantarse antes de sonar la alarma, había olvidado el placer de acurrucarse un rato más, de salir sin el estrés de pensar que al día siguiente se madruga, la alegría de ver salir el sol poco a poco desde la galería de mi casa o iniciar el día leyendo. Algunas de estas cosas ni siquiera las había experimentado nunca, y debo confesar que se siente muy bien.  Al principio, traté de automatizarme para no perder los hábitos, ahora los estoy cambiando de manera consciente porque esta pausa debe ser disfrutada y porque de todos modos la vida está cambiando de forma inimaginable. 

I'm just living

Sin dejar de buscar, pero haciéndolo con más cuidado. Sin dejar de aprender, pero reflexionando mejor sobre lo aprendido, sin dejar de creer pero sin temer.  La vida tiene de todo, a veces toma sus pausas y esas pausas deben abrazarse tanto como las líneas en crecimiento. Porque también pasará.

Hasta la próxima!  

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