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Las amistades

No recuerdo cómo nos conocimos pero olvidar las expresiones de sus rostros es imposible. Vienen dos o tres veces en la semana a saludar y a tentar la suerte (como tengo sobrinos pequeños, siempre hay un dulce o un juguete que se puede compartir también con ellos). 


A veces hablamos un rato y en relatos inocentes retratan realidades muy duras:
  • Días en los que no hay que comer. 
  • Un padre que golpea a su pareja y luego desaparece por días. 
  • Festividades sin regalos (los cumpleaños pasan desapercibidos, el día de reyes es para jugar con los regalos de los vecinos que decidan compartir con ellos sus regalos, la única recompensa de los logros en la supervivencia). 
Los escucho con atención, respondo a sus preguntas, y miro sus caritas tratando de encontrar en sus ojos las respuestas de las preguntas no articuladas que le hago al destino. 

Son amables, espontáneos, les gusta ayudar, curiosear en el patio, jugar con el perro. La inocencia persevera sobre el día a día... pero por cuanto tiempo? 

- Cómo van las clases Online? 
- Muy bien!

Tienen más de seis pero no leen y no cuentan. Es muy probable que sus tutores no sepan donde están cuando vienen a visitar y no sé qué tan seguros sean los destinos de sus otras visitas.  

Sus padres fueron niños como ellos, a los que el sistema olvidó y solo le dio las migajas de todo (educación, salud, seguridad). En ellos mismos la esperanza quiere imponerse a la realidad pero ahora responden también a las necesidades - que no son exigencias porque la mayoría de estos niños son más comprensivos de lo que muchos adultos jamás serán - de dos o tres hijos. A veces más, sobre todo en el caso de los hombres que generalmente embarazan a más de una y fácilmente tienen tres o cuatro hijos antes de cumplir 30 y no vive con ninguno de ellos. 

A veces veo en las noticias a las autoridades hablando de la gente pobre, solo para confirmar que no tienen idea de lo que es ser pobre en este país o de cómo vive un pobre. Unos porque nunca lo han sido y otros porque hicieron algún bloqueo mental. 

En mis manos está ofrecerles un ambiente en el que se sientan seguros en los momentitos en que me visitan, cooperar con su felicidad es tan simple como ofrecerles una paleta o  dejarlos jugar, mitigar su desesperación pudiera ser compartir con ellos algo de comida, pero no está en mis manos evitar que esos patrones se repitan sin cesar una y otra vez mientras pasan los años. 

Recuerdo cuando sus padres tenían su edad (no es que yo sea muy vieja, es que tuvieron hijos muy pronto, pero ese pronto es lo normal para estos niños). A medida que pasaron los años, la vida apagó la chispa que tenían de niños. Lo único que les queda es la esperanza y muchos ya la han perdido. 

Mis amistades traen con sus visitas lecciones de esperanza, de amor, de inocencia. Una razón más para seguir ejerciendo mi deber ciudadano votando y exigiendo de las autoridades medidas sensatas que representen soluciones auténticas a los problemas de la población.  Ellos me enseñan también que debo ser agradecida y tengo el compromiso de transmitir ese agradecimiento a mis sobrinos. No "sobreregalándoles" y enseñándoles a vivir y compartir con quienes no han tenido las mismas oportunidades que ellos porque, a los ojos de otros grupos, ellos son los desafortunados. 

Ser felices en cualquier circunstancia, esa es la mejor lección. 


Hasta la próxima! 



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