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No me quiero despedir de ti

Hace ya una semana y todavía no lo creo. Mi inconsciente no lo acepta y sigo hablando de tí en presente, mi alma entiende que los planes siguen ahí, que el futuro aguarda por las dos, que al final del túnel la luz siempre brilla y te abrazaré en celebración contigo cuando brille para ti. 

Pero ya no estás, y duele.

He leído nuestras conversaciones en whatsapp, he escuchado una y otra vez tus notas de voz, he hecho un repaso mental por nuestras conversaciones descubriendo señales de tu despedidas que ne no entendí. 

- Le dije que la iniciativa es tuya Fiores, para que le guste. ¡Tengo tantas ideas! Quiero que quede bien. 
- No me hagas planes para ese día, tienes que estar ahí. No vengas conduciendo que yo te llevo. 
- Mira los T-shirs ¿Tú crees que le va a gustar? 

Para el último cumpleaños de Mía tenías una agenda con más actividades de lo que el tiempo permitía. Kararoke, uñas, chocolate, juegos... Te esmerabas tanto con las fiestas, tenías tantas ganas de que le guste.  Yo para esas cosas soy un poco básica y descomplicada, pero tu entusiasmo me hacía compartir la emoción del proceso y disfrutamos todo. Te dije al final:

- A mis hijos le vas a hacer los cumpleaños tú, no creo que yo vaya a hacer tantas vainas

Pero ese cumpleaños era especial, era el último que le organizarías y ninguna lo sabía.




Recuerdo cuando llegaba de la universidad y nos tirábamos todas en la cama a hablar de la vida (tú, Betty, yo/ tú, naná, yo). A compartir sueños, a pensar en voz alta y trazar la carta de ruta que llevaba a cada una a lo que quería ser/hacer en la vida ¡Me ancantaban esos encuentros!

Después de esos años nos cayó encima la vida y todos sus afanes, pero los lazos de sangre y de afecto siempre se mantuvieron intactos. Nos confesábamos, llorabas, conocías mis frustraciones, te emocionaste con cada una de mis aventuras de trabajo y de estudios. 

- Pórtate mal Fiores, pórtate mal que la vida debe tener de todo 

Y reíamos. Reíamos a carcajadas, con libertad y sin importar lo que pensaran los transeuntes/ vecinos. A mí se me iba la voz haciendo los cuentos, a Betty se le salían las lágrimas y tú vibrabas con nosotras en esa misma frecuencia. Mis maestras, les decía. 

Recuerdo también esa cena en la que me explicaste que no te sentías bien, que llevabas los archivos de todas las pruebas que te habían hecho, los resultados no concluyentes, los cambios que cada día eran más evidentes. Lo hiciste con una serenidad que me  dejaba atónita (eras mucho de llorar), una actitud de quien acepta los designios de la vida con la disposición de seguir viviendo. Sin victimizarse. Me explicaste te que el tiempo era corto pero que no tenías miedo. Que te preocupaba Mía, tu hija,  pero que ibas a seguir buscando explicaciones hasta dar con alguna solución. 

A pesar de todo, mi comprensión se quedó corta, no entendí lo vulnerable que eras, no entendí que te estábamos perdiendo. 

- Mana ¿Qué opinas del COVID? La gente me tiene harta con el show y los niveles de alarma

A pesar de que sabías el riesgo que representaba para ti, no dejaste de trabajar nunca. Aceptando los casos que nadie quería tratar, ayudando, realizándote como profesional, como la doctora en la que te habías convertido a base de muchos sacrificios. 

- El COVID no me quiere. Estoy por creer que el virus no es compatible con mi tratamiento porque me he hecho más de 8 pruebas, he atendido muchos pacientes positivos a COVID y sigo saliendo bien.

Yo también me lo creí, y etsaba tranquila. 

Jamás imaginé que, si te atrapaga, nos robaría tu presencia. Jamás imaginé que no tendría tiempo siquiera de despedirme de ti, que no habría chance para otro abrazo, que tendría que dejarte en el cementerio en una ceremonia desoladora y vacía. Ni siquiera pudimos enterrarte a la altura de tu persona, de tu energía, de el amor y la entrega con la que te diste a todos.  Mi alma se resiste a despedirse así de ti. 

Mi hermosa Onaney, maestra querida. Elegante, valiente, luchadora, festiva. No sé cómo acostumbrarme a que ya no estés. 

No me quiero despedir. 

Te extrañaremos por siempre, te recordaremos con amor. 

En mi corazón y en mis recuerdos te veré sonreir, te escucharé decirme que me relaje, que viva. 

Descansa. 


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