Reinicio

La vida es un eterno descubrimiento de nosotros y de los otros, pero es también un eterno reinicio que por elección o por situación nos toca una y otra vez. 

Dicen que las lecciones se repiten hasta que las aprendes, pero a veces es uno quien se pone en la situación de repetir lecciones, no porque sea fácil, sino porque tu inner self te hace pensar que es un sacrificio que vale la pena y tomas el riesgo, porque es un riesgo que te hace vulnerable y trae consigo dosis de humildad que en muchas ocasiones no son fáciles de procesar. 

Este es mi tercer reinicio laboral en un año, la tercera vez que apuesto por mi futuro asumiendo un reto que promete ser interesante; la misma promesa que había en los dos intentos anteriores, esos en los que no encontré lo que buscaba y tomé la decisión consciente de continuar mi apuesta en otro lugar. 

Nuevas personas, nuevos procesos. Una nueva cultura en la que tienes que encontrar la verdad entre el espejismo que promueven algunos y las eternas quejas de los menos optimistas, donde tienes que leer procedimientos y personas, donde también debes hacer espacio para que te lean, coordinando en el proceso cada movimiento hasta que todos encuentren el espacio de convivencia en el que cada uno pueda ser y crecer. 

Esto de volver a empezar no es para todo el mundo,  hace falta paciencia, mucha paciencia. Pero le tengo terror a la zona de confort y estoy dispuesta a pagar el precio de los desafíos propios de cuando se asume el reto de cambiar. 

No, no busco lugares perfectos porque yo misma no lo soy, pero donde haya esperanza de mejora, vale la pena quedarse un rato. Ya he conocido antes la felicidad de sentirse parte activa en la evolución de un proyecto , saberme cansada y seguir adelante porque las pequeñas conquistas en el camino a la meta son gasolina para tu alma, encontrar el flow en un estado de constante movimiento y ver que no solo ha crecido el proyecto sino que también lo has hecho tú ¡Extraño esa sensación!

Here I go!